MARIA ANGUSTIAS SALMERON RUIZ
Hoy en día la tecnología digital forma parte de nuestra rutina, con o sin conexión a Internet, y a cualquier edad. Conocemos ?o intuimos? su impacto en nuestra salud, nuestras relaciones, el cerebro y, especialmente, en el desarrollo de niños y adolescentes. Sin embargo, todos los colectivos llegan a la misma conclusión: «Así, como lo estamos haciendo ahora, no es la mejor forma». ¿Qué hay detrás de esta afirmación? La ciencia lleva años analizando los efectos y midiendo el impacto de potenciales soluciones; la neurociencia avanza y son muchos los estudios sobre cómo afectan las pantallas a la salud en todas las edades y a todos los niveles:
? Alteraciones en el neurodesarrollo y retrasos en el aprendizaje.
? Deficiencias en el desarrollo psicoafectivo.
? Aparición de problemas de salud laboral.
? Cambios de los hábitos de vida saludables?
Dos grupos de población son especialmente vulnerables: los menores de 20 años y los ancianos. Los niños y adolescentes necesitan un entorno familiar, escolar y social equilibrado para desarrollarse adecu