ÍÑIGO, LUIS E.
La Segunda República nació el 14 de abril de 1931, sin efusión alguna de sangre, llevada en volandas por un intenso y genuino entusiasmo popular. Apenas cinco años después, una sublevación militar fallida daba comienzo a una guerra civil que destruiría la primera democracia española.Pero, en contra de lo que afirman los defensores de las mal llamadas leyes de memoria, no lo hizo sin más como resultado de la cerril oposición del «bloque dominante tradicional» (obispos, militares y terratenientes) a cualquier intento de modernización del país. En este libro se afirma que los dirigentes de la izquierda republicana diseñaron el régimen pensando antes en sus objetivos revolucionarios que en asegurar el consenso de las principales fuerzas políticas sobre unas reglas de juego compartidas que hicieran posible su alternancia en el poder.
Si la República fracasó, no fue solo como resultado de la reacción de las derechas, según el autor, sino como fruto de políticas concretas llevadas a cabo por individuos que podían haber obrado de otro modo: Azaña y los suyos, la secta republicana.?